3 Historias de Motivación Financiera

En el artículo de hoy te traemos 3 historias de motivación financiera que describen a la perfección el funcionamiento de los negocios y las finanzas, de las cuales aprenderás valiosas lecciones que te ayudarán a convertirte en un mejor inversor y empresario.

Como protagonistas tenemos a una planta japonesa muy popular en todo el mundo, monos y un ratón.

La Historia del Bambú Japonés

La Historia del Bambú Japonés es impactante, es muy simple y deja profundas enseñanzas. La conocí hace varios años cuando mi padre me la contó y desde entonces la tengo siempre presente.

Pero de seguro te estés preguntando: ¿Qué tiene que ver el bambú japonés con las inversiones o los negocios? Paciencia es la respuesta, ya entenderás al final.

Al sembrar la semilla de bambú es necesario abonarla y regarla constantemente, pero por más que se le riegue el bambú tiene su propio ritmo de crecimiento. A punto tal que durante los primeros siete años no es posible apreciar ningún cambio o crecimiento, por lo que un cultivador inexperiente estaría seguro de que las semillas que planto son infértiles.

Sorprendentemente después de los primeros siete años, el bambú crece más de 30 metros en tan sólo 6 semanas.

Aquí surge la pregunta: ¿el bambú tarda solo seis semanas en crecer o siete años y 6 semanas?

Lo más correcto sería decir que tardó siete años y 6 semanas, ya que durante los primeros 7 años, el bambú se dedica a desarrollar y fortalecer sus raíces, las cuales le permiten sostenerse y le brindan el impulso para crecer 30 metros en tan sólo 6 semanas.

Por lo que los primeros 7 años son cruciales, ya que, si dejamos de regarlo y cuidarlo constantemente durante esta etapa, el bambú muere.

Este relato popular de la cultura japonesa deja dos enseñanzas, una de ellas es que lo que puede parecer fácil en realidad no lo es. El bambú pareciera que creció 30 metros en tan sólo 6 semanas, mientras que lo cierto es que ha estado preparándose siete años para ello.

Otra enseñanza clave que nos deja este relato es la importancia de ser pacientes, muchas personas al no ver resultados inmediatos terminan desistiendo. En este caso un cultivador sin experiencia de seguro hubiera dejado de regar la planta a los pocos meses tras no ver resultados, sin saber que el ritmo de crecimiento del bambú es de 7 años y 6 semanas.

En cierta manera el éxito en las inversiones está muy relacionado a estos valores de la perseverancia, la constancia y la obstinación que requiere el crecimiento de un bambú japonés.

Si tienes un negocio y te sientes atascado o no ves que tus esfuerzos estén dando frutos, tranquilo, no desesperes, quizás sólo estás echando raíces para que luego tu negocio despegue tal y como el bambú.

Los ansiosos quedan en el camino. Los que no tienen un plan o un objetivo claro también quedan en el camino. Sólo las personas pacientes y con metas claras van a poder sobrevivir y llegar a sus objetivos.

Ten en cuenta que las personas exitosas antes de convertirse en exitosas practicaron una gran cantidad de horas para perfeccionarse y lograr lo que tienen hoy en día. Incluso lo más seguro es que hayan fracasado no una vez si no varias veces y aprendido valiosas lecciones de ello.

Historia de los Monos

Cierto día llegó a un pequeño pueblo de la selva un hombre muy bien vestido, se instaló en el único hotel que había y puso un anuncio en el periódico local, diciendo que estaba dispuesto a comprar cada mono que le trajeran por 10 dólares.

El pueblo no estaba pasando por su mejor momento, el turismo no llegaba y había mucho desempleo, por lo que rápidamente, los campesinos sabiendo que la selva estaba llena de monos salieron corriendo a cazarlos.

Tal y como lo había prometido en el anunció, el hombre compró los cientos de monos que le trajeron a 10 dólares cada uno.

Cada día le llevaban cientos de monos, hasta que comenzaron a quedar cada vez menos monos en la selva, dificultando su caza, razón por la cual los campesinos comenzaron a perder el interés.

Entonces el hombre subió la oferta a 20 dólares por cada mono. Los campesinos corrieron nuevamente a la selva. Pero poco a poco la cantidad de monos fue mermando, a lo que el hombre elevó la oferta a 25 dólares y los campesinos volvieron a la selva a cazar los pocos monos que quedaban, hasta que ya era casi imposible encontrar uno.

Llegado a este punto, el hombre ofreció 50 dólares por cada mono, pero anunció que el debía atender negocios en la ciudad, por lo que dejaría a cargo de la compra de los monos a su ayudante.

Una vez que viajó el hombre a la ciudad, su ayudante se dirigió a los campesinos diciéndoles: “Fíjense en esta jaula llena de miles de monos que mi jefe compró para su colección. Yo les ofrezco venderles a ustedes los monos por 35$ cada uno y cuando mi jefe regrese de la ciudad, se los venden por 50$”.

Parecía un negocio redondo.

¡¡¡ Los campesinos juntaron todos sus ahorros y compraron los miles de monos que había en la gran jaula y esperaron el regreso del jefe!!!

Desde ese día no volvieron a ver ni al ayudante ni al jefe. Lo único que vieron fue la jaula llena de monos que compraron con sus ahorros de toda la vida.

Este relato define a la perfección las estafas que te puedes encontrar en el mundo de las finanzas y la inversión, sin importar el país en el que te encuentres o tu situación financiera.

De seguro muchos de ustedes estén pensando que esto no les va a pasar, pero la historia está plagada de este tipo de engaños y estafas, como pueden ser los esquemas ponzi.

Fábula la Trampa para Ratones

Érase una vez en una granja un ratón escondido en un agujero en la pared. Un día, mientras se asomaba hacia la cocina, vio como el granjero y su esposa organizaban los artículos que acababan de comprar. El ratón enseguida se dio cuenta de que algo iba mal. Habían comprado una trampa para ratones.

Asustado, se volvió a meter en su escondite y de allí corrió a toda velocidad a avisar a los animales de la granja. Pero le recibieron con indiferencia. “Han comprado una trampa para ratones”, le contó a la gallina. El ave se rió. “Lo siento por ti, amigo ratón, pero a mí eso no me preocupa”. Entonces el roedor acudió al cerdo. “Tienen una trampa para ratones”. Y el cerdo le dijo: “tienes mala suerte, rezaré para que no te pase nada”, pero tampoco le hizo más caso. El ratón fue entonces a ver a la vaca, y esa tampoco se inmutó por la noticia: “pequeño ratón, soy una vaca, no tengo nada que temer de una trampa para ratones”.

El diminuto roedor se fue triste de vuelta hacia su escondrijo, determinado a enfrentarse solo a los peligros de la máquina infernal. Durante la noche el ruido característico del resorte de una trampa rompió el silencio. La mujer del granjero se levantó inmediatamente para comprobar cual había sido la presa. Pero con las prisas, no tuvo cuidado y no se dio cuenta que lo que la trampa había atrapado era la cola de una serpiente venenosa. El animal furioso mordió a la granjera.

El granjero llevó a su mujer rápidamente al hospital, del cual volvió con una pequeña fiebre. El hombre pensaba que el mejor remedio contra la fiebre era un buen caldo de gallina, así que cogió su hacha y fue a matar a la gallina. Pero la mujer no mejoraba. A medida que su salud iba empeorando, los amigos de la pareja se acercaron a visitarla, y para darles de comer el granjero tuvo que matar al cerdo. Finalmente, la mujer murió, y tantas personas vinieron al funeral que al hombre no le quedó más remedio que sacrificar a la vaca para poder tener carne suficiente para todas.

El ratón presenció todos los acontecimientos con gran tristeza. Sus amigos no se dieron cuenta de que cuando un peligro acecha a un solo miembro del grupo, todos están en peligro.

Este relato nos deja muchas enseñanzas, pero la más importante es que por más que creas que un evento no sea de tu incumbencia porque no te afecta directamente, lo cierto es que a la larga puede terminar afectándote tal y como sucede en el relato.

El mundo es complejo, y todos estamos relacionados por vínculos a veces invisibles. Si uno está en peligro, todos lo están. La solidaridad y la ayuda mutua son el mejor camino para enfrentar los problemas.

Supongamos que tienes una verdulería y el productor al que le compras siempre las frutas y verduras tiene problemas con la cosecha, ya que no le dio el dinero para pagar los insecticidas, si bien esto no te afecta directamente, lo cierto es que a la larga si. Ya que tendrás que cambiar de proveedor y seguramente no consigas uno que maneje los mismos precios, o al ser un cliente nuevo no te brindará un servicio tan bueno como el anterior. Lo que ocasionaría que te quedes sin stock o tengas que aumentar los precios perdiendo así clientes.

Por lo que en pocas palabras ya sabes, hoy por ti, mañana por mí. Y por supuesto ese cuento no se aplica solamente a los emprendedores. Es una lección para la vida.

Estas fueron 3 Historias de Motivación Financiera, cuéntanos cual ha sido la que más te ha gustado en los comentarios. Volver al Blog.

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